Una tarde de otoño
Bajo un cielo de plomo
Escuchaba el crujir de las hojas
En cada pisada que daba,
Las hojas parecían lágrimas
Con las que los árboles lloraban
La partida del verano,
La diversidad de tonalidades de amarillo
Ocre y rojo se lucían en el suelo
Mientras las ramas quedaban desnudas
Permitiendo ver el cielo.

La luz invade el parque de claridad
Y en aquel hermoso escenario
Te veo llegar,
Sin prisa,
Llenando de esplendor la tarde
Con tú adorable sonrisa.

Me detengo para esperarte
Y poder contemplarte,
Con tus pasos balanceas suavemente
Tú frágil y atractiva figura,
Que te llena de gracia

Y me envuelve de locura.
Abrí mis brazos y entraste en ellos
Quedando atrapada en un destello,
Con un beso
Nuestros cuerpos se fundieron
En una sola pieza
Llena de locuras y ternezas.

El cielo conmovido
Dejo caer sus lágrimas
En el bello escenario
Como bendiciendo,
Nuestro amor sagrado.